¡Falta aceite en la bisagra!
- Flavia Busti
- 19 mar 2024
- 3 Min. de lectura
Contextualicemos:

Primero, diré que no es un artículo de ferretería (aunque todo lo que tiene que ver con el mundo de la construcción me apasiona).
Segundo, aclararé que no tengo claro cuál es el aceite necesario y suficiente.
Tercero y llegando al punto; hablamos de nuevos liderazgos en los partidos tradicionales que están surgiendo como las crías de tortuga rumbo al mar (a la vez, muy parecidos y mirando llegar al punto brillante).
Lo de “generación bisagra” ya se utilizó en los sesenta cuando aparecieron nuevos liderazgos políticos en los clásicos bipartidismos latinoamericanos y describen a aquellos líderes políticos que actúan como un puente entre las generaciones más antiguas y las nuevas corrientes dentro de los partidos políticos. Éstos introducen nuevas ideas y enfoques, mientras mantienen ciertos valores y tradiciones de sus respectivos partidos.
Podríamos decir que, los liderazgos que aparecieron para desafiar el statu quo en la convulsa época revolucionaria era de ideales de justicia, igualdad, libertad de expresión y búsqueda de representación universal. (Hay) “una tendencia hacia la adaptación y el cambio, especialmente en respuesta a crisis y desafíos externos.”1 La pregunta es: ¿Como son los neobisagras?
Se dice que son la renovación de los partidos tradicionales que apuestan por mantener los ideales partidarios que están institucionalizados, pero, dándole el toque participativo, cercano, de transparencia y asqueo de la vieja politiquería de patronazgo.
Sus discursos se moldean en base a los temas de interés que relevan las encuestadoras que suelen girar en torno a la seguridad y el empleo y, últimamente el narcotráfico en las instituciones. La presión por el agiorno es clara, la respuesta no lo parece tanto.
La crisis de representatividad no para de expresarse en las calles y, el germen de extremismos junto a la proliferación de candidatos, abren tanto el abanico de su partido que ya perdemos de vista de dónde vienen y a donde quieren llevarnos. La adaptación es fundamental pero no hay un solo manual de instrucciones y, parece ser que la caracterización de liderazgo de las Big Enterprises pueden darnos los perfiles actuales: El caudillo se bajó del caballo para hacer un vivo en tik tok.
En este escenario encontramos al líder democrático, que busca la participación activa y compromiso de su equipo de trabajo incluyéndolo en las decisiones y funcionando como un búnker de ideas; el líder inspirador que motiva a su equipo con una visión clara y una comunicación efectiva; el adaptable que se amolda a cada contexto y ajusta su estilo a las necesidades del momento y la versión evolution que trabaja sobre la confianza y la empatía dejando de lado la autoridad de su posición para ocupar un rol más abierto que permite la conexión humana y emocional con el equipo.
¿Marketing verdad? Claramente es la adaptabilidad a las nuevas formas y generaciones que están más desconectadas de La Política y que, demandan información y prestancia inmediatos y eficaces. Los añejos líderes que aún siguen en pie salen a pedir cohesión partidaria y escucha activa a toda aquella nueva tortuga que sale del cascarón, pero la tarea no es fácil cuando es tan atractivo jugar a ser candidato.
Tenemos, por tanto: necesidad de nuevos líderes que, no dejen de lado la esencia de sus partidos políticos y se entreguen a la demagogia personalista, logren condensar las demandas de la sociedad cada vez más plural y mantengan vigentes las raíces de los partidos que hacen a una democracia representativa sana.
Volviendo al principio, ¿cuál es el aceite necesario para que, la apertura de la puerta a la nueva política no chirríe? Dependerá de lo fuerte de la institucionalización de los partidos políticos y de cómo terminen licuados en el sistema organizando la oferta para que sea representativa y manejable.
Flavia Busti
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